martes, enero 15, 2008

La tercera dimensión (o la importancia de las dos proyecciones)

Se presenta en la consulta un perro con cistitis hemorrágica, esto es, con sangre en la orina.
Dentro del protocolo normal de diagnóstico se le realiza una radiografía en proyección latero-lateral. Ésta:

En ella pueden apreciarse las vértebras, las asas intestinales parcialmente llenas de gas...y un bonito cuerpo extraño radio-opaco (blanco), con forma de volante de badminton, a la altura de la vejiga de la orina.
¿Tenemos diagnóstico?

No, obviamente no. No hay que olvidar que la radiografía es una proyección en dos dimensiones de un cuerpo tridimensional, y que el color blanco que podemos ver en un punto determinado es una suma de la radio-opacidad de todas las capas de tejido que atraviesa el haz de rayos que incide sobre ese punto de la placa.
Los propietarios se quejan por el precio de las radiografías, pero ¿Qué hubiéramos deducido del caso sin ésta segunda proyección (dorso-ventral)?:


El cuerpo extraño (que por cierto es un proyectil de plomo procedente de la escopeta de un vecino poco amante de los animales) no estaba alojado en la vejiga como podía parecer, sino bajo la piel. Y la hematuria no tenía nada que ver con él. Qué cosas ¿eh?.

(Gracias a Víctor por la cesión desinteresada del material gráfico de esta entrada)