domingo, octubre 24, 2010

Querido señor Gould:

Ayer, en el ascensor del metro, casi se me cierra la puerta en las narices, porque iba leyendo tu libro "Dientes de gallina y dedos de caballo"(que a mi me gusta incluso más que "El pulgar del panda"). Pues bién; un amable caballero, sujetando la puerta me dijo: "Llevas ahí al mejor amigo, al que nunca te abandona, y siempre te enseña"
Dudo que mi compañero de ascensor tuviera tan buena vista como para leer tu nombre en la portada, asi que deduzco que se refería al Libro, a todos los libros, y no podría estar más de acuerdo con él.
Pero además de eso, su verdad también podría haberse referido a ti, Stephen, porque pasan los años y una y otra vez me voy encontrando contigo... Tenía once años la primera vez que mi madre me regaló un libro tuyo, y no entendía aproximadamente la mitad de las palabras y los razonamientos, pero había algo que hacía que no pudiera dejar de leer. Algunos años despues, hice un trabajo para el cole sobre los inexistentes animales con ruedas, y fuí devorando uno a uno todos tus libros. Es cierto que en la adolescencia me admiraban la espectacularidad de Richard, la cercanía de Konrad, la didáctica de Lynn... Es cierto que comencé a comprender que estabas en algunas cosas (perdóname, Stephen, pero es verdad) un poco obsoletillo, o directamente equivocado, pero siempre, no se como, acababa volviendo a ti, en la raiz de mis ideas, en los cimientos de mi pensamiento, como adulta y como científica.
Evolucioné -yo también- y comprendí entonces racionalmente qué es lo que me había enamorado de ti, el mérito de tu trabajo en esencia, las ideas detrás de las palabras... Y volví a ti, y a tus libros, y a tus ensayos, mirándolos ahora desde una nueva perspectiva.
Y es que, el comentario de ascensor, por último, también puede referirse al pensamiento crítico que tu me enseñaste a utilizar. Un escéptico lo es en todo momento, y el someter al análisis racional el mundo que nos rodea, también es un constante aprendizaje, y aquí radica la principal diferencia con los dogmas religiosos. Las personas siempre merecen respeto, las ideas pueden (y deben) ser diseccionadas con total impunidad mediante este instrumento.
En fin, que aunque suene un poco rancio, gracias Stephen por tu legado, y gracias, amigo anónimo por hacerme reflexiones subterráneas :)