lunes, junio 19, 2006

Casiluna


Dice la sabiduria popular que las ovejas son tontas...
Por propia experiencia puedo deciros que a lo mejor el rebaño es tonto, las ovejas no lo son.

Esta es Casiluna, una de las dos ovejas que tuve (no en el mismo periodo de tiempo). Se llamaba Casiluna porque era toda blanca menos la mancha color cafe de la pata.
La sacabamos como si fuera un perro, sabia andar con correa. Lo de contener la caca no lo llevaba tan bien, pero se barrian facilmente. Cuando se quedaba sola, balaba llamandonos.

Y finalmente, la prueba definitiva de inteligencia: Le encantaba comerse los brotes de los rosales, pero solo si mi madre no la miraba...si la pillabas in fraganti disimulaba....

Al final la llevamos con un pastor, para que se juntara con sus congeneres, pero cuando las sacaba a pastar ella iba con el hombre y los perros, en vez de con las de su especie. Se la distinguia muy bien, porque nadie le corto nunca el rabo, y le colgaba largo y esponjoso cuando corria por el campo.
No se que seria al final de ella. No creo que se la comieran, porque era bastante vejestorio ya. Pariria unos cuantos corderos y ahora estará criando malvas...

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Cuando llamamos la atención a mi gato disimula mirando al techo xDD

Anónimo dijo...

Mi abuelo tenía una cabra (Estrella) que era como un perro: iba todo el rato detrás de mí y cuando me iba, se apoyaba en la verja, se ponía a balar y se me quedaba mirando hasta que ya no me podía ver XD

Marianne dijo...

Me ha gustado mucho este mensaje... tendremos que empezar a regañar a Taidía y Rosiana por comerse los geranos... aunque no sé si seré capaz. :)
Las "chicas" son dos corderotas que mi madre ha acogido. Al principio las tuvimos en casa, para darles los biberones a cada rato. Ahora tienen su corral. Realmente si aprendieran a no hacer caca por todas partes me las habría querido quedar en casa, porque son un encanto. Con eso de que les gusta ir siempre juntas son la perfección en plan animal de compañía, je je...

Anónimo dijo...

La ovejas de Galguita